Clara Ballesteros: “Me encuentro por ahí poemas que me dicen tanto que me dan ganas de ponerles música y de cantarlos a voz en cuello”

Por 

Ramón Silles McLaney




Clara Ballesteros es una mujer polifacética: socióloga, politóloga, actriz, cooperante internacional, gestora y agitadora cultural… Pero sobre todo, cantante y autora de canciones. Clara empezó a cantar en Madrid a finales de los años 70, y siguió haciéndolo en los años 80. En los años 90  residió en varios países de América Latina (Honduras, Costa Rica, El Salvador, Colombia) donde vivió intensamente su compromiso social y cultural. A su regreso a España, se reincorporó a la vida musical madrileña, actuando regularmente en los foros más emblemáticos de la canción de autor en la capital. Clara, residente en Boadilla y amiga de Caballo Verde, es una persona que transmite entusiarmo, y que vive intensamente todo aquello que hace. En esta entrevista nos habla de su trayectoria musical y de su manera de entender la canción de autor.  


Clara, ¿de donde proviene tu vena musical?


Desde pequeña, en mi casa siempre hubo música. Mi madre tocaba el piano y cantaba muy bien, y mi hermano cantaba en el coro del colegio, al igual que yo. Mi hermano mayor era muy aficionado al jazz. Yo me recuerdo desde siempre cantando.


¿Cuáles han sido tus influencias estilísticas?


Más que influencias, podríamos decir que soy seguidora de varios tipos de música. Cuando empecé a los catorce o quince años, yo cantaba lo que oía y lo que podía aprender. Luego empecé a escuchar canción francesa  -Françoise Hardy, y lo que se escuchaba en esa época-, y también me gustaban mucho los Beatles, por supuesto. De Bob Dylan fui seguidora tardíamente (se trata de una música y una letra difíciles). Pero he sido una gran seguidora de la línea de folk más tradicional, de Joan Baez, por ejemplo, o de Peter, Paul, and Mary. Me gustaba mucho ese estilo, con sus letras sencillas, con su música fácil de aprender y cantar, y agradable. 


Para ti, ¿cuáles son los ingredientes de una buena canción?


Para mí, un ingrediente importante es una buena letra. Yo no puedo cantar cosas que no siento o no me gustan. Y otra cosa importante es que tenga una música asumible, sin grandes malabarismos vocales: una música que no sea estridente, que te toque los sentimientos, que te atraiga, te atrape y te concentre.


Tus canciones tienen una temática bastante diversa, ¿no es así?


Ya sabes que las personas tenemos muchas dimensiones. Y a mí lo social me toca profundamente. No siempre las canciones sociales son fáciles de cantar -en ocasiones son un poco “panfleto” y cuesta un poco interpretarlas-, pero a mí me interesan, ¿cómo no? También me interesan las canciones más intimistas, pero sin grandes alardes trágicos amorosos; me gustan las que transmiten sentimientos sencillos pero profundos.


¿Qué impacto tuvieron en tu música los años que pasaste en Latinoamérica?


Cuando volví de América empecé a componer. Antes pensaba que era necesario haber estudiado música formalmente. La infuencia americana ha permeado en mí, porque algunas personas me dicen que se nota en canciones que he compuesto, aunque yo no me dé cuenta. Yo me siento muy contenta y agradecida por ello. Violeta Parra para mí ha sido una figura inspiradora, tanto por la persona como por sus canciones. Hace un par de años fue el centenario de su nacimiento, e hice varios conciertos con su música; profundicé muchísimo en su vida y en su mensaje impresionante: como artista, como musicóloga, como mujer … Creo que ha sido la cantante y autora que más me ha influido.


Tú eres una persona muy comprometida socialmente. ¿crees que un artista debe tener un compromiso social, incluso político?


La mayoría de los artistas con los que me trato tienen una gran sensibilidad social y política, ecologista, feminista… Mucha de esta gente son jóvenes, con nuevas inquietudes. Pero esta sensibilidad no implica necesariamente una militancia política. No tiene por qué. Con que sean personas respetuosas y comprometidas con la verdad, con la justicia, con la lucha por la igualdad de la mujer, etc., yo creo que es suficiente. A veces se oye decir que una “canción-panfleto” supone un mayor compromiso, y eso no es necesariamente así. Uno tiene que ser recto en su vida, y esa es la mejor militancia.


¿Cómo ha cambiado el entorno cultural español desde los años 70 y 80 hasta el momento actual?


Cuando se piensa en los años 80, todo el mundo piensa en “la movida”. Yo tengo que reconocer que yo no estuve en esa movida. Yo estaba en otras “movidas” más sociales, más populares, de barrio, de asociaciones de vecinos, incipientes asociaciones de mujeres, en fenómenos como El Gallo Vallecano, por ejemplo, o aquel grupo de chicos de Vallecas que se llamaban “Los hijos del agobio”. Eran fenómenos de una extrema importancia. Me gustaba más esa “movida”. 

Por otro lado había un movimiento de cantautores muy importante: Luis Pastor, Elisa Serna, Hilario Camacho, Pablo Guerrero, Patxi Andion,  y destacadamente Aute Y Serrat… Cuando conseguimos la democracia, parecía que su mensaje ya no tenía importancia, que ese mensaje ya era asumido por los nuevos ayuntamientos democráticos y  otros actores, una vez legalizados los partidos, los sindicatos… Durante un tiempo se apartó a los cantautores. Sin embargo, veo que todos ellos -salvo los que desgraciadamente han fallecido, como Hilario Camacho o Elisa Serna- siguen al pie del cañón, con composiciones preciosas en las que actualizan el mensaje. Ahí está el caso de Luis Pastor, Julia León, Javier Bergia, entre otros grandes de la canción de autor.

Lo más destacable es que ahora hay un grupo importante de jóvenes, en torno a locales como “Libertad 8” o “La Fídula”, que combinan lo social con lo intimista, y también con una línea costumbrista, más cercana al mensaje de Bob Dylan. Con este relevo, la canción de autor vuelve a tener importancia.

   

Háblanos de tu actividad como musicalizadora de poemas


Yo quizá no tenga las dotes para hacer un gran poema ni grandes letras. Pero muchas veces me encuentro por ahí poemas que me dicen tanto, que me dan ganas de ponerles música y de cantarlos a voz en cuello.  Como en el caso del texto sobre el pequeño Aylan-el niño kurdo ahogado-, del poemario de Ramón Roldán, al que puse música recientemente. Esa es una línea mía de trabajo que me estimula mucho.


Muchas gracias, Clara. Te deseamos muchos más éxitos en el futuro. Tennos informados de tus nuevos proyectos.

 




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