2020, año Beethoven
por
Ramón Silles McLaney
(Compositor)
El año 2020 es el 250
aniversario del nacimiento de Ludwig Van Beethoven (1760-1827), un año ideal
para hablar de su figura y su música, y poner las cosas en su sitio después de
que tantas veces se haya contado su biografía de manera exagerada y novelesca,
como ocurre frecuentemente en el caso de figuras casi míticas de la historia.
Beethoven nació en Bonn,
aunque pasó la mayor parte de su vida en Viena, que era uno de los hervideros
musicales de Europa, y donde se daban las innovaciones musicales más notables
de la época, que ahora asociamos con el estilo del “clasicismo”. Puede decirse
que Beethoven fue el primer compositor -y quizá uno de los primeros artistas-
que se emancipó por completo de la tradicional dependencia económica de la
nobleza y el clero, y defendió el arte libre, independiente y trascendente.
Con un carácter orgulloso
y altanero, no consintió humillaciones por parte de los nobles que -a pesar de
todo- seguían apoyando su música. Su
personalidad algo áspera y hosca -tocada de amargura a partir de su sordera
desde la juventud, y de repetidos fracasos amorosos-, le hizo en ocasiones
apartarse de la sociedad, buscando una comunicación humana más idealizada y
depurada a través de la música, y una vida en comunión con la naturaleza, a la
que tanto veneraba y que tan presente está en muchas de sus obras.
Beethoven asume con todas
sus consecuencias su compromiso con el arte más ambicioso y trascendental. En
su primera etapa su música está impregnada del lenguaje y las convenciones de
maestros como Haydn y Mozart, a los que tanto admiraba. Sin embargo, utiliza
este lenguaje y convenciones para romperlo y subvertirlo constantemente,
poniendo aunténticas sorpresas y “zancadillas” al oyente. A pesar de ser un
compositor del clasicismo, por su
lenguaje audaz e innovador, abre de par en par las puertas al romanticismo que
habría de venir después.
Beethoven fue uno de los
primeros compositores en buscar un lenguaje completamente personal. Antes de
él, el artista era más un “artesano” que imitaba un estilo o un gusto imperante
y buscaba una obra de máxima calidad. El músico de Bonn va mucho más allá. Con
su carácter perfeccionista y obsesivo, nunca del todo satisfecho con su obra,
buscaba un arte titánico y trascendental que elevara al ser humano por encima
de todas sus sombras y dificultades.
Beethoven un artista
interesado por las corrientes intelectuales y sociales de su tiempo. Tuvo un
interesante encuentro con Goethe, y en un primer momento, su compromiso con la
libertad y el progreso humanos, le hizo interesarse por la figura de N.
Bonaparte (aunque pronto su admiración se convirtiría en decepción).
Desde la revista de
Caballo Verde, os invitamos a celebrar este aniversario profundizando en la
música de este genio con oídos nuevos. A continuación proponemos algunas obras
que merece la pena conocer, más allá de las archiconocidas Quinta y Novena
sinfonías.
Recomendamos:
- Sonata para violín y
piano “Kreutzer” (op. 47): llena de dramáticos contrastes y mágicos giros expresivos
entre los dos instrumentos. Es el romanticismo que pugna por salir del
clasicismo.
- Sonata para piano
“Appasionata” (op. 53): llena de expresión y pasión, como su propio nombre
indica – a veces contenida, y otras desatada-. Es uno de los primeros ejemplos
en la historia de formas cíclicas (temas y motivos de unos movimientos, se
reutilizan en movimientos posteriores).
- Cuarteto “Las Arpas”
(op. 74 ): llamado así por unos sonidos en pizzicato en el primer movimiento,
es un prodigio de equilibrio formal, expresividad, y elegancia de líneas. El
último movimiento es un tema con variaciones, cuya transformación y crecida
final resultan impactantes.
- Primera sinfonía (op.
21): es el clasicismo equilibrado, formalista y exquisito del primer Beethoven.
Una especie de jardín neoclásico en música, esta obra es una delicia para los
oídos, sin las estridencias y convulsiones emocionales del estilo posterior.
- Octava Sinfonía (op. 93
): una explosión de alegría,
especialmente el primer movimiento. Muy indicada y curativa para
momentos de ánimo bajo.
- Obertura “Egmont” (op.
84): una de las piezas que escribió para una obra teatral de Goethe. Tiene un
carácter trágico, duro y oscuro, lleno de emotividad.
- Concierto para violín
(op. 61): una obra llena de lirismo y ensoñación, pero también de carácter y
vehemencia expresiva. El diálogo entre el solista y la orquesta refuerza estos
contrastes.
Estupendo artículo. Gracias, Ramón
ResponderEliminarUn placer. Muy buen trabajo
ResponderEliminarUn placer. Muy buen trabajo
ResponderEliminarMuy buen artículo, Ramón y gracias por las recomendaciones
ResponderEliminarGracias a vosotros, amigos.
ResponderEliminarRamón Silles
Enhorabuena Ramón por el estupendo artículo, muchas gracias por la selección de obras imprescindibles para escuchar del gran autor.
EliminarEnhorabuena Ramón por el estupendo artículo, muchas gracias por la selección de obras imprescindibles para escuchar del gran autor.
Eliminar